lunes, 19 de septiembre de 2011

Sucedió el 23 de mayo de 1944. El submarino británico 'HMS Sceptre' emergió a la altura de Punta Galea, mientras el buque germano 'Baldur' cargaba sus entrañas con toneladas de valioso mineral de hierro. Dos torpedos bastaron para mandar en pocos minutos a pique a la gigantesca nave, de 368 pies de eslora. Gritos, lágrimas, un entierro multitudinario y después, el sepulcral silencio impuesto por el censor de la dictadura franquista, temerosa de la ira que pudiera despertar el incidente en la opinión pública de la posguerra.